martes, 2 de febrero de 2010

Las vacaciones... lo que fueron y lo que son


Vacaciones, qué bonita suena esa palabra y qué grato nos parece todo lo que se relaciona con ella, pero ¿alguna vez te has preguntado realmente qué son?
Nunca como ahora me puse a pensar lo que implica esa simple palabra, talvez porque traigo desde chiquilla un concepto -tal vez errado- de lo que son la vacaciones. Lo cierto es que haciendo cráneo (porque aún no llego a la etapa donde se pueda decir que pienso) me doy cuenta que es un concepto que cambia y crece conforme vivimos cada etapa de la vida y me explico.

Cuando sos un niño, vacaciones es todo lo que se relaciona con no estudiar: es levantarse tarde, comer sin horarios, ver televisión hasta que se te cocinen los ojos y sobretodo, disfrutar con los amigos.
Era jugar hasta que el sudor de diera picazón, tener los cachetes color rojo "a punto de reventar" y refrescarse en el tubo del jardín de la casa de algún vecino. Era también reunirse en una esquina a planear cuáles timbres del vecindario salir a tocar o juntar monedas entre todos los amigos para comprar un solo refresco -por lo general gaseoso- para hacer competencias de eructos. El día comenzaba en el momento en que ponías un pie afuera de la casa y se acababa cuando los gritos de tu mamá, casi afónica, te amenazaban con no dejarte salir al día siguiente si no entrabas en ese preciso momento a comer.

Cuando llega la adolescencia el concepto no cambia sustancialmente, lo que cambian son las actividades en las que invertías hoooras y hoooras cada día. En mi caso ¡todo era genial! El día comenzaba con interminables llamadas telefónicas con las amigas para planear lo que ibamos a hacer el resto del día, lo cual incluía "determinantes decisiones" como qué ropa ponerse, qué peinado usar y dónde reunirse. Temas de conversación sobraban; anhelos, deseos y preocupaciones se ligaban con ese exacerbado sentimiento de solidaridad con los amigos y que a su vez se amalgamaban con esa pasión por todo que se experimenta cuando sos adolecente. (Mi papá decía que esta etapa de la vida se llama así porque las personas "adolecen" de muchas cosas, pero esa es otra historia)

Una vez superada esa etapa, llegamos a ser adultos jóvenes, donde la sensación de inmortalidad y el aquí y ahora son lo que marcan todo en nuestra vida. Una vez más, el concepto de vacaciones evoluciona (?) y este tiempo lo dedicamos a todo y a nada: tan provechosa nos puede parecer una tarde de completa hibernación como un día entero por la ciudad de "window shopping" -porque la falta de plata define esta parte de nuestras vidas-.
Un paseo se convierte en una vacación y por lo general la temerariedad, el vivir el momento sin pensar en consecuencias y el "¡ay Dios mío, no lo vuelvo a hacer!" se convierten en una constante.
A veces porque el estudio nos lleva a diversos destinos o porque nuestros trabajos nos abren oportunidades de conocer a muchas personas, las posibilidades de vacacionar se expanden casi en forma exponencial!

Yo no sé ustedes, pero en ese momento, mi vida fue de entera vacación. Ir a hacer un trabajo en grupo terminaba por convertirse en una fiesta; salir a buscar fuentes o recursos para lo que fuera también terminaba en fiesta y armar la fiesta era además de una diversión, una especie de "vacación mental" donde uno se desprendía de preocupaciones sólo para poder capturar por unas horas ese espíritu de interminable alegría que vive y actúa sólo cuando estás de vacaciones.

Pero ahora, que creo llegué a la etapa de adulta-adulta, vacaciones tienen una nueva connotación y ya nunca volvieron a ser lo que fueron antes: ahora también son trabajo.
Primero tengo que programarlas, lo cual implica negociar con todos los actores de mi vida, que en este momento además de los amigos y la familia, son los jefes.
Segundo, las vacaciones hay que presupuestarlas... si, ¡así de horrible! Tengo que pensar constantemente en ellas para poder hacerles un campo en mi escuálido cheque mensual y alejarme de toda tentación de gastarlas durante el año. Esto también implica hacer una labor investigativa en múltiples fuentes para poder ir a un lugar donde la falta de dinero no opaque la diversión y donde 1+1 me dé como resultado menos de 2 para saber que me alcanza.
Eso sin contar toda la logística que hay que hacer para poder irse un pinche fin de semana! Buscar quién cuide la casa y riegue las matas o quién pase a apagar y prender luces de día y de noche conlleva realizar una serie de contactos casi policiales para poder estar seguro de que se cumplen.
Y salir se vuelve toda una odisea! Vacación tiene implícito el trabajo en esta etapa de la vida.
Empezás a cansarte incluso antes de salir, preparando maletas, cocinando para no tener que gastar mucho tiempo preparando comidas en el destino y haciendo las compras para de las cosas que te vas a llevar.
Es increíble lo que se trabaja para ir a vacacionar y eso que desde hace mucho logré separar el concepto de descansar del de vacaciones y le cambié el significado al término. En este momento, vacaciones es el tiempo donde más me canso.

Por eso ahora necesito vacaciones para descansar de las vacaciones y si me ponen a escoger, me quedo con las de antes.

4 comentarios:

  1. Me encantó... la evolución que estructurás es trágicamente simpática y cierta. Descansar de las vacaciones es realmente necesario, el problema es que no hay tiempo, el trabajo te consume, poco a poco, la energía que sobra y reemplaza, de alguna manera, la que uno necesita.

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  2. Usualmente cuando saco vacaciones es porque voy a estar tan ocupado que necesito dias completos para hacer algo... y cuando vuelvo a trabajar estoy peor que cuando salí. ¿Próximas vacaciones? para la tesis... fijo...

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  3. Ven lo que les digo! Vacaciones ya no son sinónimo de descanso, son una forma más de cansarse, pero de manera diferente de la que acostumbramos.
    Por eso es que se me ocurre que tengo ese concepto equivocado y para peores, no me acostumbro a la forma en que ha evolucionado.
    ¿Volveré a descansar en vacaciones alguna vez? He ahí el problema

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  4. Qué trágico!!! pero es peor cuando lo pones por escrito Elena!!! cuando no está escrito uno puede volver a la utopía de que las vacaciones te darán todo el sueño, diversión, ejercicios, bronceados y cuanta cosa se nos ocurra y claro, sin gastar dinero..... pero la palabra escrita lleva un componente de realidad (una realidad) que ya no queda otra que aceptar pues estamos todos de acuerdo.

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